Ascua encendida es el tesoro, sombra que huye la vanidad. Todo es mentira: la gloria, el oro.
Lo que yo adoro
sólo es verdad:
¡la Libertad!
Así los barqueros pasaban cantando
la eterna canción, y al golpe del remo saltaba la espuma
y heríala el sol. '¿Te embarcas?", gritaban, y yo, sonriendo,
les dije al pasar: "Yo ya me he embarcado; por señas que aún tengo la ropa en la playa tendida a secar".
sábado, 9 de enero de 2010
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