martes, 29 de diciembre de 2009

Quieres que de ese néctar delicioso


¿Quieres que de ese néctar delicioso no te amargue la hez? Pues aspírale, acércale a tus labios y déjale después.
¿Quieres que conservemos una dulce memoria de este amor?
Pues amémonos hoy mucho, y mañana digámonos ¡adiós!

lunes, 28 de diciembre de 2009

Entre el discorde estruendo de la orgía


Entre el discorde estruendo de la orgía
acarició mi oído, como una nota de lejana música, el eco de un suspiro.
El eco de un suspiro que conozco, formado de un aliento que he bebido, perfume de una flor, que oculta crece en un claustro sombrío.
Mi adorada de un día, cariñosa, '¿En qué piensas?", me dijo. "En nada ..." "¿En nada y lloras?" "Es que tengo alegre la tristeza y triste el vino".

domingo, 27 de diciembre de 2009

Yo sé un himno gigante y extraño


Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora, y estas páginas son de este himno cadencias que el aire dilata en las sombras.
Yo quisiera escribirle, del hombre domando el rebelde, mezquino idioma, con palabras que fuesen a un tiempo suspiros y risas, colores y notas.
Pero en vano es luchar; que no hay cifra capaz de encerrarle, y apenas, ¡oh, hermosa!, si, teniendo en mis manos las tuyas, podría al oído, contártelo a solas

jueves, 10 de diciembre de 2009

Lo que el salvaje


Lo que el salvaje que con torpe mano hace de un tronco a su capricho un dios, y luego ante su obra se arrodilla, eso hicimos tú y yo.
Dimos formas reales a un fantasma, de ta mente ridicula invención, y hecho el ídolo ya, sacrificamos
en su altar nuestro amor.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Del salón en el ángulo oscuro


Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tai vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas, como el pájaro duerme en las ramas, esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
—¡Ay! -pensé- ¡cuántas veces el genio así duerme en el fondo del alma, y una voz, como Lázaro, espera que le diga: "Levántate y anda!"

martes, 10 de noviembre de 2009

Alguna vez la encuentro


Alguna vez la encuentro en el mundo y pasa junto a mí; y pasa sonriéndose, y yo digo: "¿Cómo puede reír?".
Luego asoma a mí labio otra sonrisa, máscara del dolor, y entonces pienso: "¡Acaso ella se ríe como me río yo!".

Saeta que voladora


Saeta que voladora cruza, arrojada al azar, y que no sabe dónde temblando se clavará;
hoja que del árbol seca arrebata el vendaval y que no hay quien diga el surco donde a caer volverá;
gigante ola que el viento riza y empuja en el mar, y rueda y pasa y se ignora qué playa buscando va;
luz que en cercos temblorosos brilla, próxima a expirar, y que no se sabe de ellos cuál el último será;
eso soy yo, que al acaso cruzo el mundo, sin pensar de dónde vengo, ni a dónde mis pasos me llevarán.

Cuando me lo contaron sentí el frío


Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas; me apoyé contra el muro, y un Instante la conciencia perdí de donde estaba.
Cayó sobre mi espíritu la noche; en ira y en piedad se anegó el alma... y se me reveló por qué se llora, ¡y comprendí una vez por qué se mata!
Pasó la nube de dolor..., con pena logré balbucear unas palabras... Y ¿qué había de hacer? Era un amigo ... ¡Me había hecho un favor!... Le di las gracias.

Yo se cuál el objeto


Yo se cuál el objeto
de tus suspiros es; yo conozco la causa de tu dulce secreta languidez. ¿Te ríes ... ? Algún día sabrás, niña, por qué: tú lo sabes apenas, y yo lo sé.
Yo sé cuando tú sueñas, y lo que en sueños ves, como en un libro puedo lo que callas en tu frente leer. ¿Te ríes ... ? Algún día sabrás, niña, por qué, tú lo sabes apenas, y yo lo sé.
Yo sé por qué sonríes y lloras a la vez;
yo penetro en los senos misteriosos
de tu alma de mujer.
¿Te ríes... ? Algún día
sabrás niña por qué:
mientras tú sientes mucho y nada sabes
yo, que no siento ya, todo lo sé.

Qué hermoso es ver el día


¡Qué hermoso es ver el día
coronado de fuego levantarse,
y a su beso de lumbre brillar las olas y encenderse el aire !
¡ Qué hermoso es, tras la lluvia del piste otoño en la azulada tarde,
de las húmedas flores .el perfume beber hasta saciarse!
¡ Qué hermoso es cuando en copos la blanca nieve silenciosa cae,
de las inquietas llamas ver las rojizas lenguas agitarse!
¡Qué hermoso es, cuando hay sueño, dormir bien ... y roncar como un sochantre... y comer... y engordar!... ¡Y qué desgracia que esto solo no baste!

Será verdad que, cuando toca el sueño


¿Será verdad que, cuando toca el sueño
con sus dedos de rosa nuestros ojos, de la cárcel que habita huye el espíritu en vuelo presuroso?
¿Será verdad que, huésped de las nieblas, de la brisa nocturna al tenue soplo
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?
¿Allí, desnudo de la humana forma, allí, los lazos terrenales rotos, breves horas habita de la idea el mundo silencioso?
¿Y ríe y llora, y aborrece y ama, y guarda un rastro del dolor y el gozo, semejante al que deja cuando cruza el cielo un meteoro?
¡Yo no sé si ese mundo de visiones vive fuera o va dentro de nosotros, lo que sé es que conozco a muchas gentes a quienes no conozco!

Las ropas desceñidas


Las ropas desceñidas,
desnudas las espaldas, en el dintel de oro de la puerta, dos ángeles velaban.
Me aproximó a los hierros que defienden la entrada, y de las dobles rejas en el fondo la vi confusa y blanca.
La vi como la imagen que en un ensueño pasa, como un rayo de luz tenue y difuso que entre tinieblas nada.
Irle sentí de un ardiente deseo llena el alma. ¡Como atrae un abismo, aquel misterio hacia sí me arrastraba!
Mas, ¡ay!, que de los ángeles parecían decirme las miradas:
"¡El umbral de esta puerta sólo Dios lo traspasa!".

Cuando miro el azul horizonte


Cuando miro el azul horizonte
perderse a lo lejos al través de una gasa de polvo, dorado e inquieto,
se me antoja posible arrancarme del mísero suelo,
y flotar con la niebla dorada en átomos leves cual ella deshecho.
Cuando miro de noche, en el fondo oscuro del cielo, las estrellas temblar, como ardientes pupilas de fuego,
se me antoja posible a do brillan subir en un vuelo,
y anegarme en su luz, y con ellas en lumbre encendido fundirme en un beso.
En el mar de la duda en que bogo ni aun sé lo que creo; ¡sin embargo, estas ansias me dicen que yo llevo algo divino aquí dentro ! ...

Tú eras el huracán


Tú eras el huracán, y yo la alta
torre que desafía su poder: ¡Tenías que estrellarte o que abatirme!... ¡No podía ser!
Tú eras el Océano, y yo la enhiesta roca que firme aguarda su vaivén: ¡Tenías que romperte o que arrancarme!... ¡No podía ser!
Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados uno a arrollar, el otro a no ceder; la senda estrecha, inevitable el choque... ¡No podía ser!

Besa el aura


Besa el aura que gime blandamente
las leves ondas que jugando riza; el sol besa a la nube en Occidente, y de púrpura y oro la matiza:
la llama en derredor del tronco ardiente por besar a otra llama se desliza, y hasta el sauce inclinándose a su peso, al río que le besa, vuelve un beso.

Antes que tú me moriré


Antes que tú me moriré: escondido
en las entrañas ya el hierro llevo con que abrió tu mano la herida mortal.
Antes que tú me moriré: y mi espíritu, en su empeño tenaz, se sentará las puertas de la muerte, que llames a esperar.
Con las horas ios días, con los días los años volarán, y a aquella puerta llamarás al cabo... ¿Quién deja de llamar?
Entonces, que tu culpa y tus despojos la tierra guardará, lavándote en las ondas de la muerte como en otro Jordán;
allí donde el murmullo de la vida temblando a morir va,
como la ola que a la playa viene silenciosa a expirar;
allí donde el sepulcro que se cierra abre una eternidad ...
Todo lo que los dos hemos callado lo tenemos que hablar!
 

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